“Las actividades que te ponen en contacto con la energía de la naturaleza alteran positivamente la vibración de tu cuerpo y mente”
En la sociedad actual cuando hablamos de éxito entendemos que para tener éxito hay que tener dinero, nos pasamos la vida persiguiendo ese “éxito” y cuando lo conseguimos nos damos cuenta que tampoco nos sentimos satisfechos. Nos olvidamos de nuestras necesidades personales, nos olvidamos de prestarnos atención, cuidarnos, escucharnos hasta el punto de que nos desconectamos de todo aquello que nos aporta equilibrio. Cuando el ser humano se encuentra en equilibrio con todo lo que le rodea y consigo mismo vive en salud, y cuando dicho equilibrio se rompe, tanto hacia afuera como hacia dentro, aparecen los diferentes grados de «enfermedad» o desequilibrio.
Mientras la persona lleva una vida sana, el aporte y gasto de energía se encuentra en equilibrio, se obtiene y se gasta una cantidad semejante y frecuentemente el aporte energético es mayor, sobre todo en las formas más sutiles de Energía, por ejemplo en la Energía mental o psíquica. El problema surge cuando debido a nuestra forma de vida antinatural gastamos más de lo que captamos, derrochamos nuestras fuerzas y con el paso del tiempo las reservas de energía se van debilitando, apareciendo el agotamiento y la enfermedad.
Una forma de vida antinatural favorece el gasto o más bien el derroche de mucha energía así como también el desequilibrio energético. El organismo necesita contrarrestar una alimentación excesiva y de mala calidad, las sustancias tóxicas (café, alcohol, tabaco, otras drogas…), la contaminación de la tierra, el agua y el aire, las tensiones y desequilibrios emocionales y mentales, el excesivo e inadecuado trabajo, la represión social, las relaciones humanas egoístas, etc. Por eso es cada vez más urgente hacernos conscientes de la necesidad imperiosa que tenemos de convivir en armonía con la naturaleza…
Comencemos el regreso a esa armonía reservando un rato para pasear por los muchos montes que nos ofrece nuestro entorno, al estar en contacto con la energía de la naturaleza se alteran positivamente la vibración del cuerpo humano. Estos son los efectos más frecuentes de esta conexión con la naturaleza:
Podemos ser como somos. Trabajadores o vagos, tristes o alegres, rápidos o lentos, introvertidos o extrovertidos, ricos o pobres, bellos o feos. La naturaleza nos acoge sin juzgarnos. “Permitirse ser como uno es” es uno de los efectos psicológicos curativos más eficaces.
Tomar distancia. Nuestras preocupaciones y problemas parecen más lejanos. Nos reconciliamos con el cuerpo y las obsesiones se desvanecen.
Ya sólo me queda una cosa más que decirte, cierra esta página web y vete dar un paseo a un parque lleno de árboles o, si tienes la suerte de vivir cerca, vete a dar un paseo por el monte. Cierra los ojos, abrázate a un árbol y siente su energía, acaricia la hierba, el musgo, camina descalz@, disfruta de las texturas, olores, sensaciones. La naturaleza nos ofrece paisajes inigualables que también estimulan nuestra vista. Disfruta del paseo.
