¿Comer luz? ¿Qué es eso? ¿La última moda en dietas? Tranquilidad, que no cunda el pánico. Sé que puede sonar a estupidez, sin embargo, ¿porque no darle una oportunidad? Lee el artículo y saca tus propias conclusiones.
¿Qué es esto de comer luz?
Que somos energía es algo que sabemos, una de las formas de energía es la luz. Y la luz es fundamental para la vida, sin ella, no hay vida. ¿Te acuerdas de la fotosíntesis? Si, eso que estudiábamos en el colegio, pues esa es la característica que hace que las plantas sean los únicos seres vivos que absorben la luz del sol para alimentarse. Cuando comemos medimos el valor nutricional de los alimentos en función de la cantidad proteínas, hidratos de carbono, grasa, vitaminas, minerales, etc. sin embargo, no se presta atención a la cantidad de luz que un alimento es capaz de almacenar. La cantidad de luz es lo que determina la frecuencia electromagnética de un alimento.
En 1992, Bruce Taino llevó a cabo en la Universidad Estatal de Cheny (Washington), el estudio de la frecuencia vibratoria media del cuerpo humano sano y determinó que, durante el día, esta era de 62 a 72 MHz. Averiguó, igualmente, que cuando se reduce la frecuencia vibratoria de una persona el sistema inmunológico se ve comprometido. Si la frecuencia se reduce a 58 MHz aparecen los síntomas del resfriado o la gripe, a los a 42 MHz sobreviene el cáncer y a los 25 MHz se inicia la muerte. A medida que baja el tipo de vibración, las sinapsis del cerebro se dañan. Sus conclusiones fueron contundentes, dietas grasientas y altas en hidratos de carbono matan de hambre a las células del cerebro. Los sustitutos del azúcar tales como los edulcorantes destruyen las terminaciones nerviosas.
Del estudio de las frecuencias corporales se desprende el interés de conocer las frecuencias de las sustancias que comemos, respiramos o absorbemos. Hoy diversas investigaciones nos permiten conocer la frecuencia vibratoria (la luminosidad de los alimentos). Los alimentos procesados o en conserva y los de procedencia animal tienen una frecuencia de cero. Los productos frescos se sitúan de media en los 15 MHz, las hortalizas de 12 a 22 MHz y los frutos de árboles y arbustos de 20 a 27 MHz. Entre los alimentos de mayor frecuencia luminosa, por encima de los 50 MHz, encontramos el cacao y chocolate sin procesar, la espirulina, el limón, las algas, etc. Esto también demuestra que el régimen alimentario vegetariano es a la vista de la “pirámide de luz de los alimentos” el que mejor se adapta para mantener un alto grado de energía en el conjunto del cuerpo.
De estos datos podemos deducir que la frecuencia vibratoria de los alimentos, o lo que es lo mismo, la cantidad de luz que tienen los alimentos es esencial en nuestra dieta. Actualmente disponemos de la tecnología necesaria para medir precisamente la cantidad de luz almacenada por los alimentos que nos permite adoptar una alimentación más acorde a una frecuencia vibratoria más alta.
¿Cómo se come más luz?
Comer más luz consiste sencillamente en comer más frutas y más verduras, crudas, frescas, silvestres y/o ecológicas ya que son los alimentos con frecuencia vibratoria más alta, y por tanto se consideran alimentos con luz. Cuando digerimos y asimilamos alimentos vegetales crudos la luz vital del sol almacenada en la planta es asimilada a por nuestro organismo. Y cuanta más energía solar somos capaces de asimilar y almacenar, mayor es nuestra capacidad de sanar y de mantener una salud óptima.
Estos son algunos alimentos de mayor a menor frecuencia electromagnética:
- Flores
- Frutas
- Frutos secos y semillas
- Hojas verdes
- Raíces, bulbos y tubérculos
- Cereales y legumbres
- Leche y productos lácteos
- Carnes y pescados

Esta es una de las razones por las que se recomienda comer frutas y verduras frescas, silvestres y ecológicas siempre que sea posible.
Si al empezar a leer este artículo pensaste que comer luz iba a ser complicado, nada más lejos de la realidad, para comer luz simplemente tienes que eliminar de tu dieta cualquier producto procesado así que vas a ahorrar tiempo y dinero dejando de comprar en el supermercado. Volvamos a los mercados, a los huertos, al campo. ¡Volvamos a nuestro estado natural!
Y tú, ¿comes mucha luz?
